miércoles, 18 de agosto de 2010

biblia satánica II

El dios romano, Lucifer, era el Portador de Luz, el
espíritu del aire, la personificación de la Iluminación
y el Conocimiento. En la mitología Cristiana, se
convirtió en el sinónimo del mal, ¡qué es lo único que
habría de esperarse de una religión cuya existencia
misma es perpetuada por definiciones confusas y
valores fraudulentos! Es hora de aclarar las cosas.
Deben corregirse los falsos moralismos y los errores
ocultistas. Tan entretenidas como puedan ser, la
mayoría de historias y obras sobre adoración del
Diablo deben ser reconocidas como las ridiculeces
obsoletas que son. Se ha dicho "la verdad os hará
libres". La verdad por sí misma nunca ha liberado a
alguien. Es la DUDA la que trae la emancipación
mental. Sin el maravilloso elemento de la duda, el
portal por el cual llega la verdad permanecería
cerrado, imperturbable ante los golpes enérgicos de
mil Luciferes. Cuan comprensible resulta que las
Sagradas Escrituras se refieran al monarca Infernal
como el "padre de las mentiras" —un magnífico
ejemplo de inversión de carácter. Si uno va a creer
ésta acusación teológica de que el Diablo representa
la falsedad, entonces debe concluirse que sea ¡ÉL, NO
DIOS, QUIEN ESTABLECIÓ TODAS LAS RELIGIONES
ESPIRITUALES Y QUIEN ESCRIBIÓ TODOS LOS TEXTOS
SAGRADOS! Cuando una duda es seguida por otra, la
burbuja, ya repleta de tantas falacias desde hace
tiempo acumuladas, amenaza con reventar. Para
quienes ya dudan de las supuestas verdades, este libro
es la revelación. Entonces Lucifer se habrá levantado.
¡Ya es tiempo de dudar! La burbuja de la falsedad se
está reventando y su sonido es el rugir del mundo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario